Los jujeños libres se rebelan frente a la dictadura sanitaria. Saben que no se trata de «vacunas» sino de terapias génicas experimentales. Saben que la Constitución Nacional está por encima de cualquier DNU o disposiciones arbitrarias de tiranuelos trasnochados.
Sería bueno que el dictador Morales recordara que luego de los horrores del Holocausto, se firmó el Código de Nüremberg que condena la experimentación en humanos. Es tiempo que se siente a leer no sólo el Código de Nüremberg, sino también la Declaración de Helsinki, la Declaración de Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO del 2005, nuestra Constitución Nacional, la Ley 26529, el Artículo 58 del Código Civil y Comercial y artículos del Código Penal. Por ejemplo, si un particular obliga o amenaza a alguien para que se inocule el experimento, incurre en el delito de Coacción según el Artículo 49 bis del CP que dice: «Será reprimido con prisión o reclusión de dos a cuatro años el que hiciere uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad». Y un funcionario público comete el delito de abuso de autoridad.
Los políticos, casta parasitaria de nuestro país, en acto de alta traición a la Patria concedieron en el Congreso inmunidad legal y confidencialidad a los gigantes farmacéuticos para experimentar con los ciudadanos. Los medios de comunicación, brazo armado de la élite globalista que impulsa la reducción de la población, promociona como «vacunas covid-19» las terapias génicas experimentales violando el Consentimiento Informado, ya que engaña a la población usando el término «vacuna» cuando saben que ninguna de estas cumple con los requisitos para ser definidas de esa manera, ya que todas están en fases de experimentación. Para justificar estas acciones aberrantes alegan, falsamente, una emergencia que en realidad no existe. Los datos científicos ya demostraron que el supuesto SARS-CoV-2 (que jamás fue aislado según reconoció el propio CDC) es menos letal que la gripe estacionaria. Sin embargo, la des-información intencional de los medios de comunicación siguen fogoneando el miedo en la ciudadanía.
Cada día somos más ciudadanos los que observamos y tomamos nota de todo lo que están haciendo los políticos, los médicos y los periodistas, como así también todas las omisiones de los miembros del poder judicial que miran cómo se violan sistemáticamente todos los principios fundamentales de nuestra Constitución Nacional, pero pareciera que los privilegios de los que gozan es para no hacer nada por defender los derechos de la ciudadanía sino ser el escudo protector de quienes nos atacan. Tal vez estos creen que colaborar con la élite globalista genocida les brindará impunidad. Pero los ciudadanos libres del mundo trabajamos para asegurarnos de que todos sean juzgados y condenados por delitos de lesa humanidad.
Ya existen datos objetivos no sólo en nuestro país, sino también en el mundo de que las terapias génicas experimentales mal llamadas «vacunas covid-19» están generando más daño que el supuesto virus que se pretende combatir. Tampoco sabemos cuáles serán los efectos adversos a largo plazo. Según algunos prestigiosos científicos y médicos, como Luc Montagnier, Dolores Cahill o Geert Vanden Bossche, las inoculaciones masivas podrían causar un desastre humanitario sin precedentes. Uno de los principios fundamentales de la medicina es: «ANTE TODO, NO DAÑAR», pero pareciera que algo tan elemental como esto fue olvidado.
En este contexto, Jujuy se rebela e indica el camino contra la dictadura sanitaria:
